sábado, 1 de diciembre de 2012

2 - Las bases culturales del MUNDO MODERNO

         
         ¿Cómo entendemos la Edad Moderna?


Puede parecer extraño llamar "moderna" a una época que se inició hace más de 500 años. Quienes vivieron entonces la denominaron así porque se sentían "modernos", protagonistas de un tiempo nuevo, poseedores de nuevas verdades, de amplios horizontes espaciales y culturales, que rompían con la inseguridad y estrechez del tiempo recién pasado. Hoy reconocemos que no hubo tal ruptura, ya que todos los procesos que caracterizaron la Edad Moderna se consolidaron a partir de elementos que se venían desarrollando desde la Edad Media.





Se denomina Edad Moderna al período que se extendió entre los siglos XV y XVIII. En ella podemos reconocer los siguientes procesos:
 

.   En los siglos XV y XVI se consolidó la burguesía, grupo social que confirmó su protagonismo económico y cultural. En estrecha relación con ella, la economía mercantil siguió progresando y surgió el sistema económico que llamamos capitalismo. Paralelamente, el Humanismo y el Renacimiento plasmaron una nueva manera de entender al ser humano y el mundo. Los vientos de cambio también alcanzaron a la Iglesia Católica, que sufrió una gran ruptura con la Reforma protestante e inició un propio camino de recuperación a través de una reforma interna, la Contrarreforma. En el plano político, en el contexto de la formación del Estado moderno, en varios reinos se desarrollaron monarquías autoritarias. Algunos Estados iniciaron un proceso de expansión, fortaleciendo la economía capitalista y ampliando el mundo conocido por los europeos.

.   En los siglos XVII y XVIII se profundizaron las tendencias anteriores. Las monarquías se consolidaron como el poder político más importante dando paso al absolutismo en gran parte de Europa. Algunos Estados llegaron a ser grandes potencias, desencadenándose una serie de guerras entre ellos, producto de una competencia política, económica y territorial. El siglo XVII fue el siglo del Barroco, un arte que expresaba con dinamismo las contradicciones de la época. También fue entonces cuando surgió la ciencia moderna, un saber que se fue liberando de las trabas impuestas por la religión, para asentar el dominio de la razón. La exaltación de esta última fue uno de los fundamentos de la Ilustración, el gran movimiento cultural del siglo XVIII que terminó por cuestionar el orden existente, calificado como "Antiguo Régimen", sentando las bases de los procesos revolucionarios que abrirían paso a nuevos tiempos.




Siglo XV - XVI









(Renacimiento)






Siglo XVII - XVIII



 




(Antiguo Régimen)






Humanismo y Renacimiento















Barroco e Ilustración















Renacimiento científico















Ciencia moderna















Reforma y Contrarreforma















División religiosa de Europa















Nacimiento del capitalismo















Consolidación del capitalismo















Estado Moderno y monarquías autoritarias















Monarquías absolutas - Despotismo Ilustrado















Consolidación del poder económico, social y cultural de la burguesía















Expansión europea y ampliación del mundo conocido













             Panorama social y cultural del siglo XV



Antes de iniciar el estudio de los Tiempos Modernos es importante tener una visión general, panorámica, de la situación social y cultural de Europa en el siglo XV

El volumen de la población había iniciado un proceso de recuperación tras el desplome demográfico que había significado la crisis del siglo XIV, especialmente producto de la peste negra.


- La población continuaba siendo predominantemente rural, constituida en su mayoría por campesinos. El campesinado, junto con los sectores populares de las ciudades, formaban la base de la pirámide social. Los grupos medios y privilegiados eran minoritarios.

 La burguesía era un grupo social heterogéneo. Entre los denominados burgueses se encontraban individuos de diferente nivel económico y prestigio social. Sin embargo, se puede identificar una mentalidad burguesa, es decir, una serie de formas de pensar y de actuar que aparecían como deseables, a las cuales se les reconocía valor y que parecían estar encarnadas especialmente en miembros de este grupo social. Esta nueva mentalidad, caracterizada por el individualismo, el afán de lucro, la valoración del trabajo y el interés por la cultura, fue un importante factor de cambios en diferentes ámbitos de la Época Moderna.




La concepción del saber estaba cambiando. En la época medieval se ponía énfasis en el estudio de las cosas sagradas, cuyas conclusiones debían estar de acuerdo con las creencias religiosas. En los siglos XIV y XV se comenzó a valorar el estudio de los autores clásicos, antes cuestionados por no ser cristianos. El movimiento intelectual y literario denominado Humanismo rescató el saber antiguo y su visión del ser humano, buscando responder a los desafíos y necesidades del ser humano. En esta época también se abrió paso el conocimiento del mundo natural, planteándose la importancia de la observación y la experimentación. Las "artes mecánicas", o sea, aquellas que trabajaban con la materia, como la anatomía, la pintura, la escultura y las diversas actividades técnicas, dejaron de ser consideradas como inferiores y alcanzaron un alto nivel de desarrollo, siendo este uno de los aspectos que distinguirían a la civilización occidental.







 




 






 







                                 El Humanismo
                                          

El Humanismo fue un movimiento intelectual que se desarrolló entre los siglos XIV y XVI, difundiéndose desde Italia al resto de Europa. Los pilares de este movimiento fueron la revalorización del antiguo mundo clásico y la exaltación del ser humano.
Para los humanistas, el ser humano había sido creado por Dios como un ser dotado de razón y de libertad y, por lo tanto, era capaz de conocerse a sí mismo y todo lo que lo rodeaba, constituyéndose en centro del mundo y de la cultura. El hombre debía cultivarse a través del estudio para alcanzar un mayor nivel de perfección en su vida.


Consideraban que el mejor camino para lograr estos objetivos era dedicarse al estudio de los autores clásicos, griegos y latinos. Los humanistas fueron fervientes admiradores de la Antigüedad clásica y se empeñaron por buscar sus obras y, en lo posible, leerlas en sus lenguas originales, lo que los motivó a profundizar sus estudios de latín y aprender el griego.

El Humanismo se vio favorecido por una serie de factores:
 
•La recuperación de las obras clásicas que había comenzado en el siglo XII, cuando se tomó contacto con los centros culturales árabes de Europa (ver página 31), continuó luego con la búsqueda de documentos en las bibliotecas de los monasterios europeos.

•La caída de Constantinopla en 1453 fue precedida por los avances de las tropas turcas que amenazaron por años al imperio, debido a lo cual muchos bizantinos emigraron a Europa en el siglo XV. Entre ellos había eruditos que poseían obras antiguas y, por supuesto, hablaban griego. En general, se instalaron en ciudades italianas y se convirtieron en grandes maestros. Venecia y Florencia constituyeron los principales focos de la enseñanza de la cultura y de la lengua griega en Europa.

•Los estudios de los humanistas pudieron desenvolverse mejor con la fundación de las academias, centros de estudios generalmente financiados por algún mecenas.

Hacia mediados del siglo XV, la invención de la imprenta de tipos móviles dio un enorme impulso al Humanismo, pues aceleró la impresión de libros y favoreció su difusión.


La sabiduría que los humanistas encontraron en las obras de los antiguos despertó en ellos un deseo de imitarlos y superarlos. En una primera etapa se dedicaron al estudio de los autores latinos y fomentaron el uso de un latín más elegante, menos contaminado por términos bárbaros como ocurría con el latín medieval. En una segunda etapa se interesaron por la literatura clásica griega. El saber alcanzado los motivó a cuestionar creencias habituales de su propio tiempo.

El Humanismo se difundió fuera de Italia y fue en los Países Bajos donde tuvo su mayor exponente. El humanista más brillante de la época fue Erasmo de Rótterdam (1469-1536).También destacó Tomás Moro en Inglaterra y Francois Rabelais en Francia





El nuevo ideal de ser humano




Una de las características que los investigadores destacan de la Época Moderna al compararla con la Edad Media es la superación de la visión teocéntrica del mundo para dar paso a una visión antropocéntrica, fuertemente validada por el Humanismo. Se concebía al ser humano como centro del mundo y de la cultura, lo que no significaba un abandono de la creencia en la dimensión religiosa de las personas como criaturas de Dios.




Con ello se fue modificando lo que se entendía como ideal del ser humano. Ahora se valoraba mucho que la persona fuera instruida, que tuviera una educación esmerada. En los grupos nobles, el ideal del caballero cristiano se amplió para dar paso al ideal del cortesano, un caballero ejemplar por su linaje, por ser buen guerrero y cristiano, que además se comportaba con elegancia en la corte, sabía de música y conocía a los autores clásicos.

En los grupos burgueses se fue perfilando el ideal del hombre universal, es decir, una persona interesada por ampliar sus conocimientos a todos los ámbitos. En vez de aspirar a un saber especializado, el ser humano debía aspirar a un saber universal, haciendo uso de todas sus capacidades.




El Renacimiento científico


Paralelamente al desarrollo del Humanismo, hubo quienes se volcaron con interés al estudio del mundo natural y pusieron en duda algunos conocimientos que habían sido aceptados durante siglos. En la búsqueda de respuestas a sus interrogantes, privilegiaron la observación y, en lo posible, la experimentación.

Estos estudiosos querían entender los mecanismos que explicaban el funcionamiento del universo, de la naturaleza y del cuerpo humano. En muchas ocasiones, llegaron a conclusiones que contradecían el saber tradicional, por lo que fueron obligados por las autoridades de la Iglesia a retractarse de ellas, pero lentamente fueron abriendo la senda hacia la ciencia moderna que emergería con fuerza en el siglo XVII.

En los estudios del cuerpo humano hubo importantes avances. Andrés Vesalio estableció las bases de la anatomía moderna y Miguel Servet definió la circulación pulmonar de la sangre.



En el área del estudio de los astros, el sacerdote polaco Nicolás Copérnico sostuvo la  teoría heliocéntrica, es decir, que el Sol era la estrella central, alrededor de la cual giraban la Tierra y los demás planetas. Los postulados de Copérnico serían la base de los estudios que más tarde emprenderían en astronomía Galileo Galilei y Johannes Kepler.







El Renacimiento en el arte


 


Se denomina Renacimiento a un movimiento artístico que pretendía revitalizar el arte bajo la inspiración de las obras de la Antigüedad clásica y que se expresó en la pintura, la escultura y la arquitectura. Tuvo su origen en las ciudades italianas, alcanzando su máxima expresión en los siglos XV y XVI. Ciudades como Florencia, Milán, Roma y Venecia fueron los lugares que acogieron a los representantes más eximios del arte renacentista, tales como Miguel Ángel Buonarroti, Leonardo Da Vinci, Rafael Sanzio, Sandro Botticelli y Tiziano, entre otros. Este movimiento se extendió por el resto de Europa, destacando por ejemplo, los pintores alemanes Alberto Durero y Hans Holbein, así como la escuela flamenca, representada magistralmente por Jan van Eyck.





Los artistas renacentistas se inspiraron en las obras griegas y romanas y sintieron que en sus manos renacía la belleza, la proporción y la armonía que las había caracterizado. Llenos del optimismo propio de su época, tomaron conciencia de su individualidad y de su genio creador y plasmaron en sus obras sus conocimientos de la naturaleza y del ser humano. Además, desarrollaron la perspectiva, basada en la geometría y la matemática.

El arte renacentista fue un fiel reflejo de la época, de la admiración por la Antigüedad y del deseo de identificarse con ella, así como de la renovada preocupación por los asuntos religiosos y del interés de dar especial realce al ser humano con su valor individual. A través de algunas de sus obras te invitamos a reconocer las principales características de este arte. 
 

El cisma de la Iglesia Católica: la Reforma


 
Los profundos cambios de la época afectaron también a la Iglesia Católica. La unidad religiosa se quebró con la 
Reforma protestante, proceso mediante el cual una parte importante de sus miembros se separó de ella, formando nuevas iglesias cristianas que negaron toda obediencia al Papa

 

La inquietud por reformar la Iglesia Católica


Desde fines de la Edad Media parte del clero manifestaba preocupación por la Iglesia: mientras mayor era su influencia en la política y su poder económico, más parecía alejarse de sus funciones pastorales y de las enseñanzas de Cristo respecto a la humildad y la pobreza. En los siglos XV y XVI los laicos se sumaron a las críticas. La Iglesia parecía poner más énfasis en procesiones, ceremonias y manifestaciones exteriores de la religiosidad, que en promover la oración hecha con recogimiento y la comunión espiritual con Dios. Los laicos con mayor preparación intelectual se oponían a que la lectura de las Sagradas Escrituras se reservara solo al clero.

 


Las críticas de religiosos y laicos se centraban además en:

-  La acumulación de cargos eclesiásticos que dificultaba la labor pastoral, así como la compra de los cargos que no aseguraba que fueran ocupados por personas idóneas.
-La relajación moral de algunos miembros del clero, al no respetar el celibato eclesiástico o preocuparse más de los placeres terrenales.

- La escasa preparación cultural de algunos sacerdotes, especialmente del bajo clero.

Martín Lutero y su ruptura con la Iglesia



En el tenso ambiente que se había generado en el siglo XVI con las críticas a la Iglesia, el Papa León X se propuso terminar la construcción de la Basílica de San Pedro en Roma. Para conseguir fondos dispuso la venta de indulgencias. Cuando en 1517 los enviados del Papa llegaron a Wittemberg, en Alemania, a recaudar los aportes, el monje agustino Martín Lutero redactó un documento con 95 tesis, intentando demostrar que las indulgencias no tenían validez para lograr la salvación, que la Iglesia no podía concederlas y que su venta significaba un escándalo.
 
Lutero, tras un largo estudio, se había forjado ideas sobre la salvación que contradecían la
doctrina religiosa de la Iglesia Católica.

Sostenía que todo cristiano era un pecador y lo único que podía hacer era tener fe en que sería salvado por la misericordia de Dios. La fe se alcanzaba con la oración y el conocimiento profundo de la Biblia, que cada cual podía interpretar. Su propuesta negaba la participación de la Iglesia en la salvación de las almas y de los sacramentos como vías de distribución de la gracia divina. El cristiano no necesitaba intermediarios ante Dios; todo fiel era un sacerdote. En síntesis, las ideas fundamentales de Lutero eran la salvación o justificación por la fe, el sacerdocio universal de los fieles y la libre interpretación de la Biblia. La Iglesia Luterana reconoció solo dos sacramentos: el bautismo y la eucaristía.

El Papa León X le ordenó retractarse de sus afirmaciones. Como se rehusó, en 1520 fue excomulgado por 41 de sus proposiciones. Lutero, arrojó a las llamas la bula papal en presencia de los estudiantes y profesores de Wittemberg. Desde entonces las ideas protestantes se fueron difundiendo, situación que fue favorecida por el uso de la imprenta



  La difusión de la Reforma luterana                          

La situación que vivía el Imperio alemán también favoreció la difusión de las ideas luteranas. Allí la Iglesia tenía gran poder económico y territorial, pero no existía un Estado unificado que le diera su respaldo. Por el contrario, en algunos principados o señoríos existía una fuerte oposición al Papa. No hay que olvidar las luchas que enfrentaron al Imperio y al Papado en la Edad Media. La idea de Lutero de expropiar a la Iglesia sus grandes propiedades fue acogida por todos aquellos señores que querían ampliar sus territorios. Los burgueses, por su parte, pensaron que el luteranismo les permitiría liberarse de la moral católica que era muy estricta en cuanto a sus actividades económicas.

El emperador de la época era Carlos V, nieto de los reyes Católicos y rey de España también. Era un gran defensor del catolicismo y pretendió detener el progreso de las ideas luteranas. Convocó dietas, primero en Worms (1521), para que Lutero se retractara de sus dichos, y luego en Spira (1529), donde prohibió a los luteranos propagar sus ideas. Fue en esta dieta donde los reformistas protestaron por la decisión del emperador, por lo que fueron llamados "protestantes". Comenzaron entonces las guerras religiosas entre los católicos y los partidarios de Lutero.





Las luchas en Alemania no lograron la unidad religiosa y el conflicto terminó después de la muerte de Lutero con la firma de la Paz de Augsburgo (1555), que concedió a cada príncipe el derecho a determinar la religión que se profesaría en sus dominios. Así, el Imperio alemán quedó dividido entre católicos y luteranos. Las ideas luteranas se propagaron posteriormente a Suecia (que entonces incluía también Finlandia), Dinamarca y Noruega.

La Iglesia        Anglicana


El primer reino que se separó completamente de la Iglesia Católica fue Inglaterra, donde la institución eclesiástica había perdido prestigio y recibía muchas críticas. El fortalecimiento del Estado y de la autoridad real también influyeron en esta separación, la cual se llevó a cabo a propósito, no de un problema de doctrina, sino de un asunto muy particular: la negativa del Papa de anular el matrimonio del rey Enrique VIII con Catalina de Aragón, hija de los Reyes Católicos.

En 1531 Enrique VIII se hizo reconocer por el Parlamento como "protector de la Iglesia de Inglaterra" y como tal impidió que se pagaran impuestos a Roma. En 1534, mediante el Acta de Supremacía, se separó definitivamente de la Iglesia Católica y se autoproclamó jefe supremo de la iglesia en Inglaterra, con capacidad para decidir en cuestiones de disciplina y de doctrina.


La jerarquía eclesiástica quedó sometida al Estado y se secularizaron los bienes de la Iglesia.
En el gobierno de Eduardo VI, sucesor de Enrique VIII, se profundizaron las diferencias con la Iglesia Católica y se afianzó el movimiento reformista. La reina María Tudor, hija de Enrique VIII y Catalina de Aragón, trató de restaurar violentamente el catolicismo. Finalmente, con la reina Isabel I quedó consolidada la Iglesia Anglicana, de carácter nacional.

el rey de Inglaterra , Enrique VIII rompió
con la iglesia catolica  y sentó las bases de
 la iglesia Anglicana


La reforma calvinista
Otra importante reforma protestante fue liderada por el francés Juan Calvino. Sus ideas sobre la salvación eran más radicales que las de Lutero, pues sostenía que existía la predestinación: al momento de nacer el ser humano ya estaba destinado a salvarse o condenarse. La fe era un don que Dios entregaba solo a los "escogidos".
.
En 1540 Calvino se trasladó a Ginebra, ciudad que había optado por un culto reformado. Predicó una religión muy exigente en el plano moral. Para los calvinistas, el trabajo es un servicio a Dios y debe realizarse con afán. Está bien producir riqueza, pero hay que vivir con austeridad. El éxito es un indicio de pertenecer al grupo de los salvados. Como pastor y jefe de la nueva Iglesia, organizada con máximo rigor, gobernó Ginebra hasta su muerte en 1564.

El calvinismo se extendió rápidamente por los Países Bajos, Escocia (presbiterianos) y Francia (hugonotes). En Inglaterra los calvinistas recibieron la denominación de puritanos.


La reacción católica: la Contrarreforma





Tradicionalmente se ha dado el nombre de Contrarreforma al conjunto de medidas promovidas o favorecidas por la Iglesia Católica para frenar la propagación del protestantismo. Estas medidas significaron, en general, una reforma interna de la Iglesia, por lo cual el término Contrarreforma también suele utilizarse como sinónimo de "reforma católica".




El interés por hacer cambios en la Iglesia era anterior al conflicto con Lutero. Ya en el siglo XV existía un movimiento de renovación que pretendía corregir los errores y abusos que existían y se pensaba que el mecanismo más adecuado era convocar a un concilio que coordinara una reforma. Pero, sin duda, fue la difusión del protestantismo la que aceleró el proceso; la reforma católica se convirtió en una necesidad imperiosa.

Este afán de renovación se había manifestado también, sobre todo en Italia y España, con la
reforma de algunas órdenes religiosas cuya disciplina se había relajado, como la que llevó a cabo Teresa de Jesús en la orden del Carmelo, y con la creación de nuevas órdenes religiosas, cuyos fundadores querían centrar su labor en la enseñanza y la predicación, además de la plegaria y la caridad.






FotoEntre las nuevas órdenes religiosas, como las ursulinas y los teatinos, destacó la Compañía de Jesús, fundada por el español Ignacio de Loyola en 1534, cuyos miembros, los jesuitas, hacían un voto especial de obediencia inmediata al Papa. Esta orden, que se extendió rápidamente por Europa, se caracterizó por combinar la firmeza de la disciplina con una sobresaliente formación intelectual. Los jesuitas alcanzaron una gran influencia en la sociedad como predicadores, confesores de reyes y nobles, teólogos y educadores. Con el objetivo de educar para la fe no limitaron su actividad a Europa, sino que extendieron su campo de acción a Asia, África y América a través de misioneros. De este modo, la Compañía de Jesús contribuyó a hacer .retroceder el protestantismo en Europa y a difundir el catolicismo Ignacio de Loyola, fundador de
     la compañía de Jesús                   en otros continentes.

A pesar de estos avances, la renovación de la Iglesia exigía una reacción oficial de la jerarquía eclesiástica, encabezada por el Papado. Fue el Papa Paulo III (1534- 1549) quien dio un fuerte impulso a la Contrarreforma. En 1542 reorganizó la Inquisición para frenar la difusión del protestantismo y logró organizar el concilio tan esperado, en la ciudad de Trento.

El Concilio de Trento se inauguró en 1545 y sesionó, con interrupciones, hasta el año 1563. En estas reuniones los obispos estudiaron los planteamientos de los reformistas y optaron por rechazarlos, redefiniendo la doctrina católica. La otra labor emprendida fue tomar medidas para corregir los abusos y los vicios que tenían a la Iglesia en esta crítica situación. Las decisiones del concilio no habrían sido suficientes si no hubieran contado con el apoyo político de los diversos Estados. España, Portugal y la mayor parte de los Estados italianos las aceptaron de inmediato.

 




                  La división religiosa en Europa 
 

Como consecuencia del proceso de Reforma, Europa quedó dividida entre reinos y Estados con opciones religiosas diferentes. En este contexto hubo guerras que tuvieron una motivación principalmente religiosa, pero que mezclaron también motivos de carácter político, social y económico. Algunas de estas luchas tuvieron un carácter interno, pero otras enfrentaron a dos o más Estados.
Los ejemplos más emblemáticos de intolerancia religiosa se vieron en los Países Bajos y en Francia. Las provincias de los Países Bajos se dividieron entre las que continuaron siendo católicas y las que optaron por el calvinismo. Aunque todas pertenecían al Imperio Español, este intervino a favor de las católicas. El rey español Felipe II perdió la lucha contra las provincias protestantes y estas se independizaron.
En el caso de Francia, el calvinismo se expandió por el reino y adquirió gran importancia en algunas de las principales ciudades. Francia se dividió en dos grandes partidos: los católicos y los hugonotes. Se desencadenaron sangrientos enfrentamientos que culminaron en 1598 con la firma del Edicto de Nantes, a partir del cual se estableció la libertad de culto aunque la Corona siguió siendo católica.







Foto

 
La Reforma católica dio un nuevo impulso
a la evangelización, que se expandió hacia
 América y el Lejano Oriente.



 para que tengas presente: 

Mecenas:personas ricas e influyentes que patrocinaban a los artistas y científicos para que desarrollaran sus obras.


Se llamó humanistas a quienes seguían estudios de gramática, retórica, historia, poesía y filosofía sobre la base de los textos clásicos recuperados. Los humanistas consideraron que a través de estos estudios se avanzaba en la comprensión de los seres humanos.


 Recuerda:







Teocéntrica: centrada en Dios.
 
Antropocéntrica:  centrada en el ser humano.
Celibato eclesiástico: ondición de soltero que debía tener un miembro del clero.

Doctrina religiosa:  cuerpo de enseñanzas basadas en un sistema de creencias religiosas.




No hay comentarios:

Publicar un comentario